Autenticidad
- vierkavalentinacal
- 4 oct
- 1 Min. de lectura

A unos dÃas de celebrar mis dos décadas y media pensando que podrÃa regalarme que nadie serÃa capaz de hacerlo solo yo, y por supuesto, que sea un regalo memorable. He acordado en regalarme el decir No siempre y cuando lo considere sabio o conveniente.
Esto implica no aceptar invitaciones por mero compromiso, a costa de mis valores integrales. No quiero estar en ningún lugar que comprometa mis ideales, no hablo de imagen ni lo que pensará la gente únicamente, sino de mi moral, esa paz conmigo misma, mi tranquilidad.
Decido mostrarme más desnuda, pero no se preocupen no hablo de mostrar el cuerpo, sino de sinceridad y franqueza sin la carencia de empatÃa. Me muestro como tal yo, menos capas, menos cargas, sin el peso de querer impresionar. Decido respetar mis ideales y abrazarlos fuertemente, aún más todavÃa.
Me parece que he escuchado lo suficiente a Dante, leÃdo mucho a Marian, disfrutado lo suficiente de Albert Espinosa, muchas conferencias de Borjas y austeras lecturas del apóstol Pablo y la vida de Cristo según los evangelios como para saber que quiero establecer mis lÃmites.
No quiero negociar mi paz, tener que camuflarme para ser aceptada o sentirme bienvenida.
Quiero soltar y vaciar mi mochila de todo lo que en un momento empaqué, guardé y cargué. Hago espacio, barro la casa, limpio los estantes y abro la puerta que Dios purifique mi corazón y equilibre mi alma.
Me regalo autenticidad para ser y actuar de manera genuina, sin máscaras ni cortinas, trasparente y como la libertad pura y simple.