
La vida no es lineal
- vierkavalentinacal
- hace 11 minutos
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Aveces queremos que muchas cosas sucedan de un molde o de otro, que sea tal como ya conocemos. Que siga a las líneas bien cuidadas y no se salga ni un poquito. Ni para la izquierda ni para la derecha. Desafortunadamente, así no es como sucede, la realidad es otra.
Pasa muy a menudo y nos inquieta. Sin embargo, en el caos más grande es donde se genera la belleza. Los genios conciben ideas. Se construyen imperios. ¿Se acuerdan del Génesis? Tremendo caos de dónde Dios sacó increíble creación.
Nos limitamos tanto a patrones específicos que una vez se presentan los cambios mostramos resistencia. Créanme puedo testificarles de cómo el apego me hizo ver todo a mi alrededor como lo peor. Durante mi primer año en Estados Unidos yo percibía todo como una pesadilla.
Desde lo más simple hasta lo más complejo. Me quejaba por todo, dígase el sabor diferente de la comida, choque de cultura, la gente y mucho más sin saber que delante de mi se estaba abriendo una gran puerta que otros anhelaban y tardaban años trabajando por ella cuando a mí me cayó “como caída del cielo y sin esfuerzo”, así es como mucha gente describe mi proceso migratorio pero este artículo no es para hablar de ello así que solo diré con voz irónica de Vierka ja ja ja.
Pero de eso se trata, todos los días enfrentamos retos distintos. Algunos podemos elegirlos y otros simplemente nos dejan sin opción. Mientras que hay que asumirlos y vivirlos. Ahora veo muchas cosas de las que me quejaba como una oportunidad, una bendición, una puerta delante de mí y que puedo escoger si son una dicha o una maldición.
Cada vez que nos quejamos nos perdemos en la queja. Se muere el gozo con cada lamento que hacemos y va desfalleciendo el entusiasmo. Y no solo me refiero a situaciones de percata minuta, sino a esos trancazos fuertes que nos golpean y casi nos dejan sin aliento. Entre ellas perdidas de cualquier índole, sueños rotos, relaciones quebradas, proyectos fallidos, etc.
La vida cambia y cambiará eso es una verdad pero permitir que esos cambios nos transformen es una decisión que tenemos. Hablo de quienes tuvieron una infancia sola y ahora pueden decidir cómo criar a sus hijos, de los que conocen el sabor del hambre y son buenos administradores de su casa y recursos o también de quienes han perdido familiares y pueden consolar porque conocen el dolor.
Algo que disfruto mucho es poder experimentar cosas nuevas con mi mamá. Ella tuvo una niñez interesante pero procuró darnos mucho más de lo que ella alguna vez tuvo y lo logró. Así que ahora poder visitar lugares increíbles con ella ver su reacción es muy conmovedor y me llena de gozo saber que su infancia ha sido redimida.
Me consuela pensar que su niña interior está muy plena con la madre que es hoy en día. Porque de eso se trata, debemos transformar esos cambios que da la vida. Quizás pensamos de manera ideal que muchas cosas debieron ser de una manera específica y particular pero la realidad es que no lo es y nos toca rearmar un plan. Tomar la vida por el mango y no permitir que las verdades crueles nos roben la satisfacción.
Quizás tu verdad difícil de aceptar o ese patrón que se salió de la línea es lo que te impulse a seguir con más fuerza. El sabor del hambre te hace resiliente. Y no solo me refiero de manera literal sino también el hambre de justicia, el hambre de recursos, el hambre de estatus y poder mueve a muchos a no rendirse cuando las cosas salen mal.
No planificamos infortunios, catástrofes, divorcios, ni muertes, rupturas tampoco abusos o situaciones mucho menos crisis económica ni matrimoniales, el cancer no agenda citas para llegar ni ningún otro diagnóstico, solo llegan y remueven todo. Sin embargo, sí podemos planificar cómo lidiar con las situaciones, cómo enfrentarlas y qué aprender de ellas.
Te mando un fuerte abrazo si en estas fechas atraviesas días eternos y noches que parecen no tener luz alguna. Recárgate y veamos que tal podemos reparar o aceptar el caos de esta vida no lineal.











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